29 agosto 2007

Superando lo asqueroso

A menudo las costumbres gastronómicas de otros países nos desconciertan. Guiados por nuestra primitiva tendencia hacia el etnocentrismo nos cuesta contener el impulso que nos lleva a estratificar el grado de evolución de otras sociedades tomando como referencia su alimentación. Miramos con desprecio a esos salvajes coreanos que se deleitan con una barbacoa de perro, a esos primitivos mexicanos que se atiborran de saltamontes, o a esos poco sofisticados africanos que consideran delicioso un buen plato de hormigas.

Sin embargo, esa vehemencia se desvanece cuando las despensas que juzgamos son las de aquellos con los compartimos una cultura común. Pero precisamente es en este caso en el que podemos valorar sin caer en la trampa de ignorar los componentes adaptativos de cada costumbre: con aquellos que gozan con un plato de callos compartimos una serie de condicionantes comunes de partida. Por eso, si de lo que se trata es de identificar aquello que supera la barrera de lo asqueroso debemos comenzar mirando en nuestra propia cocina.

Aquí van mis diez tabúes gastronómicos:

1. Vísceras: callos, mollejas, riñones, sangre, gallinejas, ubre…
2. Caracoles
3. Del cerdo: manos y oreja.
4. Del toro: las criadillas y el rabo.
5. Cabeza, sesos y ojos de cualquier animal.
6. Conejo, liebre
7. Caballo, burro.
8. Anguilas, huevas de peces
9. Ancas y derivados de la rana.
10. Paloma.

2 Comments:

At mié ago 29, 09:24:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

¿Me equivoco mucho si, a la vista de tus tabúes, presupongo que ignoras la existencia del batido de placenta?

 
At jue ago 30, 06:50:00 p. m., Blogger salitre said...

En realidad si el batido se lo bebe la madre no deja de ser algo parecido a comerse las uñas.

Pero si lo hace otra persona estamos frente a un asqueroso acto de antropofagia. No sé, pero si no queda más remedio que darle un trago a mí en vez de batido ponedmela con un poco de hielo y whisky.

 

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