15 febrero 2006

Uzbekistán

El pasado sábado me levanté antes de lo habitual, atravesé con desgana la frontera de Lavapiés y llegué hasta la oficina de Correos. Mi misión, de acuerdo con lo que me habían notificado, consistía en recoger un paquete enviado a mi nombre. Lo que a primera vista resultaba sencillo requería agudizar al máximo mis sentidos, la probabilidad de fracasar en una gestión de este tipo siempre es alta sino se ha dormido lo suficiente. Mientras me hacían firmar distintos papeles aguanté lo mejor que pude la mirada inquisitiva de la encargada del mostrador. Lo rudimentario del embalaje dejaba en evidencia que mis contactos en Asia Central habían cumplido su parte del trato. Aquí tiene, me dijo por fin. Me apresuré a salir consciente de que cualquier gesto de alegría podía delatarme. Había conseguido burlar una vez más a las autoridades aduaneras de la Unión Europea.

Llegué a casa tan pronto como pude y comencé a deshacer con impaciencia el embalaje. Dos hojas de papel marrón, una caja usada con inscripciones cirílicas, una bolsa de esas de burbujas, una especie de almohadilla, papel de cocina transparente, celo, más celo, cantidades bestiales de celo. La espera había valido la pena.




A lo largo del último mes mis relaciones comerciales con la República de Uzbekistán se han intensificado de manera notable pasando de cero transacciones a una. En Madrid no hubiera sido difícil conseguir una cámara Lomo, también podría haberlo hecho en Austria o Alemania. Pero creedme, nada es comparable al encanto de disponer de un legendario producto soviético traido desde casa.

Datos de la operación:

Coste: 102 euros (envío incluido)
Tipo de operación: Subasta ebay
Tiempo de espera hasta la recepción: 9 días
Calidad del producto: óptima