28 junio 2006

Aprendiendo política de género con la Iglesia



En febrero de 1880 don Gioacchino Pecci, a quien muchos conocen como León XIII, iluminó a la cristiandad con la Carta Encíclica "Arcanum Divinae Sapientiae".

Recordemos algunos de sus interesantes fragmentos:

"El marido es el jefe de la familia y cabeza de la mujer, la cual, sin embargo, puesto que es carne de su carne y hueso de sus huesos, debe someterse y obedecer al marido, no a modo de esclava, sino de compañera; esto es, que a la obediencia prestada no le falten ni la honestidad ni la dignidad [...]

Puesto que el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la Iglesia... Y así como la Iglesia está sometida a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo"

Diez años antes, Pio IX había publicado su "Pastor Aeternus" en el que definió el dogma de la infabilidad papal. Nuestro León XIII, escribió su Encíclica como pastor universal de la Iglesia, trató en la misma sobre cuestiones de fe y moral, y se dirigió a toda la Iglesia pronunciando juicios vinculantes para las conciencias. Es decir, cumplió cada una de las exigencias necesarias para verse infundido por la eterna sabiduría del Espíritu Santo.