17 enero 2007

Extremos

El pasado fin de semana mis botas alcanzaron el punto más septentrional en el que han estado hasta el momento: las afueras de Oslo. Este intrascendente logro ha despertado mi lado estadístico moviéndome a redefinir mis peculiares fronteras planetarias.


Norte: Oslo (Noruega): Lat.: 59º 55' N.; Long.: 10º 45' E.
Sur: Ushuaia (Argentina): Lat.: 54º 48’S.; Long.: 68º 17’O
Este: Pusan (Corea del Sur): Lat.: 35º 5’N.; Long.: 129º0’ E.
Oeste: La Habana (Cuba): Lat.: 23º 08’N.; Long.: 82º 22’ O.



A la luz de estos datos las conclusiones son obvias:

  1. Por muchas evidencias que señalen lo contrario, de momento no puedo sostener que existan territorios más allá de estas fronteras.

  2. La línea que marca el Ecuador se encuentra en realidad desplazada unos cinco grados hacia el norte y la línea del cambio de hora bastante más alejada del punto que me indicaron en el colegio.

  3. Puesto que he nacido muy cerca del Trópico de Capricornio e incluso conservo varias fotos que demuestran su existencia, es preciso aclarar si:


  • El ángulo con el que gira el eje de la tierra respecto al sol está mal calculado.
  • La Tierra se parece más a un tubérculo que a una esfera. Si esto fuera así propongo atenuar nuestro patetismo cósmico volviendo a las teorías geocéntricas.