25 septiembre 2007

Tenemene fucia et revo cameadomnum et viventium in aracallisti (*)

He leído con cierta curiosidad el informe “Desigualdades y bajos salarios en Madrid” que ayer presentó el sindicato Comisiones Obreras. Tras analizar información procedente de las estadísticas tributarias, las conclusiones son cuanto menos interesantes. De acuerdo con ellas el 47,75% de los asalariados madrileños cobra menos de 1.026 euros mensuales. Es cierto que por su origen estos datos pueden estar sesgados (no hay que ser muy perspicaz para advertir que parte de las retribuciones pueden estar percibiéndose sin declararlas al fisco), no recogen la situación de los autónomos ni tampoco la de amplios sectores que trabajan en la esfera de la economía informal (por ejemplo, el de la construcción)

Sin embargo, no deja de llamarme la atención un hecho sorprendente. Relacionando el elevado coste de la vida de esta ciudad con sus miserables retribuciones, ¿cómo es que todavía no hayan comenzado a producirse revueltas sociales de importancia o no se haya disparado la emigración hacia otras regiones?

¿Cuál es el nivel de desigualdad que una sociedad puede tolerar antes de comenzar a fracturarse?


(*) "Detenedme si escapo y devolvedme a mi dueño", inscripción que, al parecer, era habitual que los esclavos de Roma llevaran en un collar.