Crónica Antipodal
Retomo un asunto que dejé
pendiente. Park Road es la última vía a través de la cual es posible aproximarse con un vehículo a las
antípodas de Lavapiés.

Desde el final de ese camino, es necesario recorrer a pié otros 1.037,31 metros en dirección SE.
Este camino sin asfaltar va a dar a la casa de las antípodas lugar donde parece ser que han fijado su residencia los seres antipodales. Durante mi visita no pude establecer contacto con ellos aunque sí con sus dos cariñosos canes.

Aquí está el manso. La bestia, la tienen encadenada junto a la caseta donde guardan la leña para que se moje.

Una vez alcanzado ese punto es necesario saltar una primera valla de aproximadamente 1,1 metros de alto. A continuación se desciende una ligera pendiente hasta alcanzar el primero de los arroyos. Y es a partir de ese momento donde debemos extremar las precauciones ya que por la naturaleza del terreno, lo que parece un pequeño torrente de agua, se transforma en algo parecido a arenas movedizas. Por no advertirlo a tiempo me hundí unos 40 centímetros, eso sí conservando la dignidad.

En esta imagen ya es posible observar en el extremo superior derecho el pequeño bosque en el que se encuentran mis antípodas. Pero para continuar aproximándose a ellas es necesario saltar otra valla y obviar la curiosidad de las aproximadamente 50 ovejas que pastan por allí.
Caminando en diagonal con rumbo SO se llega al límite de esta segunda explotación marcado por la tercera valla que se encuentra electrificada para evitar, imagino, el paso de las ovejas y la curiosidad de los vecinos de Lavapiés. En un día soleado no hubiera tenido inconveniente en saltarla también, con agua por encima de las rodillas me pareció prudente detenerme en ese punto.

En el momento de mi expedición una singular tormenta dificultó el que pudiera sacar mejores fotos. Como puede observarse en ésta, la lluvia de la que hablo no fue un simple aguacero: muchos de los caminos cercanos eran en ese momento intransitables.

Con independencia del riesgo de toparme con un ganadero poco comprensivo, lo que me acabó de inquietar fue el hecho de que toda esa zona se encuentra en medio de lo que podríamos llamar una falla tectónica. Entre 1990-1992, muy cerca de mis antípodas tuvieron lugar cuatro importantes terremotos de unos 6,2 grados. Intuyo que ese es el motivo por que al lado de la casa antipodal, se localiza lo que parece un centro de medición sísmica. Eso o tal vez un puesto de espionaje desde el que se interceptan las conversaciones de los que vivimos en Lavapiés.

En el GPS quedó registrado mi recorrido.
A unos pocos metros de la zona, vacas de las de verdad imitan a nuestros toros de Osborne detalle que resulta un tanto desconcertante considerando los más de 20.000 km. que separan a ambos bóvidos.

Parece sensato suponer que estas fallas guardan relación con las obras de la línea 3 de Metro. Considerando la duración de las mismas es normal que ocurran estas cosas. A efectos prácticos el recurso que podemos arrebatarles a los Nueva Zelandeses es, sin duda, el agua. Antes sería necesario robar alguna de las tuneladoras y ponerlas a funcionar hacia abajo. Teniendo en cuenta las elevadas temperaturas que pueden registrarse en el centro de la Tierra es posible que ese agua la obtengamos transformada en vapor, mejor todavía: mediante un sistema de turbinas podríamos transformar el calor en energía eléctrica suficiente para lograr la autonomía energética que necesitamos para nuestro proyecto de segregación de Lavapiés.
Etiquetas: antípodas, lavapies
Expedición a las antípodas
En una de las
primeras entradas de este blog sostuve que los tradicionales cierres veraniegos de la línea 3 de Metro podían estar relacionados con un misterioso proyecto para unir nuestro barrio con sus antípodas. Las obras del subterráneo por fin han concluido así que los vecinos de Lavapiés podemos ya disfrutar, sin transbordos, de uno de los puntos calientes de biodiversidad de nuestra capital: el polígono industrial de Villaverde Alto.
Sin embargo, no todos los interrogantes han quedado resueltos: lo que ocurre en nuestras antípodas continúa siendo un asunto de máxima relevancia para Lavapiés y resulta incomprensible que hasta la fecha no se hayan realizado las oportunas investigaciones sobre el terreno. Es necesario acabar de una vez por todas con esta incertidumbre, así que he decidido embarcarme en la primera misión geográfica que nos conduzca al extremo opuesto del planeta.
Etiquetas: antípodas, lavapies
Independencia
Desde hace ya algunos meses los conductores de vehículos autopropulsados encuentran más dificultades administrativas para ingresar en Lavapiés que para atravesar Europa (al menos hasta la frontera con Bieolorusia). Las autoridades competentes han restringido el acceso a los residentes -que hayan conseguido el salvoconducto correspondiente- en todo el perímetro de nuestro barrio. De esta manera los vecinos de enfrente, los del barrio de Las Letras, no pueden acceder en coche a nuestro territorio ni nosotros al suyo. Este aislamiento es probable que con el tiempo favorezca el nacimiento de una cultura propia en los diferentes barrios de nuestro distrito; no sería descabellado aventurar la pronta aparición de un sentimiento nacional lavapiesino. En previsión de estos hechos debemos comenzar a meditar sobre nuestro futuro como entidad administrativa autónoma.

La foto no tiene nada que ver
Con una población estimada de 51.527 habitantes bien podríamos competir con capitales de provincias como Cuenca, Ávila, Soria, Guadalajara, Teruel, Huesca y quizás Segovia. La escasa extensión de nuestro territorio, 103 hectáreas, unida a la ausencia de edificios de grandes alturas nos condena a vivir en una situación de hacinamiento impropia del siglo XXI. Por ello, una de las prioridades de nuestro proyecto debe ser la conquista de nuevos espacios con los que reducir de algún modo la presión habitacional. Sólo una vez hayamos expandido nuestras fronteras comenzará a tener sentido la escisión total.
La relación de posibles territorios anexionables incluye los barrios de Acacias y Palos de Moguer al Sur, Palacio al Oeste, Cortes (o barrio de las Letras) al Este y Sol al Norte. Por motivos estratégicos, que pasaré a exponer, mi idea es comenzar con Sol.
Acacias y Palos de Moguer: pertenecen al distrito de Arganzuela y están demasiado poblados (densidad de 350 y 446 hab/ ha.). Ante una hipotética invasión debemos contar con que acudirían en su auxilio los de Legazpi y Delicias. Para responder de manera adecuada necesitaríamos aglutinar a todo el distrito centro y sinceramente no veo viable que los pijos del oeste de Palacios apoyen a Lavapiés.
Cortes: con su conquista podríamos hacernos con un número importante de bares, algún que otro teatro y el control del Paso del Prado. Pero como su nombre indica deberíamos reducir antes a las fuerzas que controlan el Congreso de los Diputados, el Senado, el Ministerio de Sanidad y el Teatro de la Zarzuela.
Palacio; la invasión de este barrio debo confesar me resulta atractiva, sin embargo la monarquía y el clero no tardarían en desplazar refuerzos para no perder sus lugares insignes (la Catedral de la Almudena y el Palacio de Oriente).
Está claro que Sol es el barrio más indicado, a una baja densidad de población (197 hab/ha.) se unen importantes atractivos como el reloj de las Puerta del Sol que nos permitiría manejar el tiempo a nuestro antojo, o el kilómetro cero que nos podría importantes ingresos fiscales (aquellos que no quieran abonarnos por su empleo tendrán que cambiar los puntos kilométricos de sus carreteras). Además nuestra línea de Metro tiene parada en Sol por lo que podríamos hacernos con el control de estas dos estaciones y establecer peajes a los trenes que circulen por nuestras vías en dirección a Legazpi.
En las tareas de ocupación podríamos contar, con el apoyo desde el norte de las fuerzas de Chueca y San Bernardo y de la indiferencia del barrio de las Cortes (la comunidad de Madrid es gobernada por el PP y el parlamento de PSOE). Nuestros vecinos chinos están en condiciones de coordinar un movimiento insurgente generalizado que difícilmente podrá ser contrarrestado por las fuerzas del Estado ya que en Sol no es posible introducir vehículos de asalto.
Aunque se trate de tan sólo 44 hectáreas (superficie equivalente, por cierto, a la del Vaticano) los sacrificios que serán necesarios redundarán en beneficio de las generaciones futuras que podrán crecer en un territorio libre de navidad y restricciones vehiculares.
Vecinos reivindicando el sentimiento lavapiesino
Etiquetas: acacias, chueca, cortes, lavapies, legazpi, metro, palacio, palos de moguer, sol